«A VUELTAS CON EL CÍRCULO»
En el episodio 822 del programa televisivo Cuarto Milenio hicieron un viaje a Solana de los Barros para hablar de los sucesos extraños y misteriosas apariciones en caminos y carreteras que han sido frecuentes por la zona y acabaron dedicando gran parte del programa a un “enigmático” CÍRCULO que existe en el norte del pueblo y que únicamente se observa desde el aire. Evidentemente y en consonancia con la temática del programa ellos trataron de potenciar las parte misteriosa de este lugar y ponerla en relación con las apariciones o las fuerzas geomagnéticas que confluían en la zona, citando casi de pasada que, básicamente, se trata de un yacimiento arqueológico de la Edad del Cobre, como tantos otros que hay en las proximidades y que, casualmente, habían sido estudiados y puestos en valor durante muchos años por el arqueólogo solanero Víctor Hurtado Pérez (d.e.p.), cuyo reciente fallecimiento fue una triste noticia para nuestro pueblo y para todos los que tuvimos la suerte de conocerlo.


Víctor ha sido una de las personas más eminentes de la historia de nuestro pueblo y su labor investigadora ha sido reconocida internacionalmente y seguirá teniendo repercusión en el ámbito de la Historia durante mucho tiempo. El 26 de febrero de 2025 su pueblo, su familia, sus amigos y sus paisanos le rindieron homenaje en un emotivo acto celebrado en la Casa de Cultura y con la colocación de un monolito en su memoria en la Alameda de San Isidro.
Si Víctor hubiera visto el programa de Cuarto Milenio, seguro que habría sonreído con las “estrambóticas” explicaciones televisivas y, con serenidad, nos habría aclarado a todos que simplemente era un pequeño poblado del Calcolítico, como tantos otros que hay por la zona y sobre los que él ya era un experto desde el siglo XX, desde que dirigió la excavación del importantísimo yacimiento de La Pijotilla, con la que también puso en el mapa histórico a nuestro pueblo. Él fue un pionero en la investigación de esa época y se convirtió en “maestro de maestros”, por lo que también habría disfrutado (y seguramente participado) en la actual excavación del espectacular yacimiento de Cortijo Lobato, de similar cronología, y que, rodeado de placas solares, tenemos muy cerca de Solana, entre Valdeorite y Pozanco.
Por casualidades de la vida, el nombre del programa de la tele coincide con la fecha en la que aparece esa época histórica en la Península: CUARTO MILENIO A.C., aunque el yacimiento de La Pijotilla que Víctor excavó tuvo su mayor esplendor en el III Milenio (aproximadamente entre 2.900-2.800 A.C.).
La excavación de La Pijotilla se hizo con muy pocos medios y con poca repercusión mediática, teniendo que recurrir muchas veces a la ayuda de familiares y amigos para poder cumplir plazos y objetivos, pero si ese yacimiento se hubiera descubierto ahora, con la influencia de las redes sociales, habría sido un “bombazo mediático” mucho mayor que el que vivimos actualmente con el de Cortijo Lobato.
Para que os hagáis una idea, Cortijo Lobato tiene un diámetro similar al del “círculo” de Solana, siendo su mayor particularidad la especial preocupación defensiva, con 3 murallas concéntricas de piedra y adobe reforzadas con 25 bastiones y 4 fosos, considerándose que hay unos 11 yacimientos relacionados en una superficie total de 30 hectáreas; mientras que La Pijotilla era un poblado de unas 80 hectáreas y con casi un kilómetro de diámetro del foso defensivo exterior. Víctor nos descubrió en La Pijotilla la forma de los poblados calcolíticos (cabañas circulares), sus recintos defensivos concéntricos a base de fosos y murallas, las necrópolis y tholos funerarios, su cerámica, su industria lítica y metalúrgica, o su forma de vida, hasta el punto de que una clasificación de ídolos antropomorfos rituales y funerarios, que se estudia en las facultades de historia, la hizo él, habiendo sido reconocido en una exposición temporal del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.
El famoso círculo de Cuarto Milenio está en el paraje conocido como VALDECELADA y ya lo conocía Víctor Hurtado desde principios del siglo XXI, y rápidamente lo identificó como un RECINTO DE FOSOS DEL CALCOLÍTICO, cuando tuve la oportunidad de acompañarle personalmente a verlo; también le acompañé a ver otros círculos similares que existían en Valdeorite, o por la carretera de Aceuchal, o desde Solana a La Pijotilla; allí pudimos comprobar que no eran visibles a ras de suelo y que aparentemente no había restos cerámicos en superficie, algo que, inicialmente, les restaba interés arqueológico.

Volviendo al programa de Cuarto Milenio, os diremos que lo único especial que tiene este círculo, con respecto a otros, es su fácil visibilidad desde el aire, la gran anchura de sus fosos y que es uno de los más geométricos, algo que nada tendría que ver con las supuestas apariciones que hay alrededor, porque en el interior del amplio perímetro de los sucesos extraños encontraremos decenas de círculos similares (poblados calcolíticos). Tampoco tienen nada que ver los topónimos actuales con un poblado de hace 5000 años, ya que el Camino de los Muertos, Los Degollados o la Charca del Infierno son nombres que tienen explicación y que aparecen recientemente. El primero, realmente se llama el Carril de los Muertos y su origen está en el siglo XIX y en la formación de las Aldeas de Cortegana y Retamal, repobladas en parte con gentes de Aceuchal y otros pueblos limítrofes, siendo este el camino por el que llegaban desde el Pozo Pata los ataúdes que, desde Santa Marta, Villalba o Aceuchal traían los nuevos pobladores de las aldeas con los restos de sus familiares y para enterrarlos en su cementerio.

El paraje de Los Degollados tiene un origen incierto, pero también es reciente y hay muchas probabilidades de que esté relacionado con algún hecho bélico de la Guerra de la Independencia o con sacrificios de reses o desmontes del terreno; mientras que el origen de la Charca del Infierno tendría relación con su particular orografía, similar a la Garganta de los Infiernos y otros lugares que usan ese nombre.
También hay que descartar el exceso de imaginación televisiva cuando dicen que sería un gran monumento megalítico de piedras ahora perdidas (al estilo Stonehenge), que las manchas oscuras del círculo sean restos de un incendio (algo que no se ve desde el aire), que el emplazamiento del círculo tenga que ver con un “choque de fuerzas electromagnéticas” o que la piedra que hay en la fuente de Cortegana sea un menhir (cuando a simple vista parece uno de los numerosos hitos o mojones que separan territorios o fincas).
Algo de verdad sí tienen las afirmaciones de que está orientado a los puntos cardinales, al estilo del Sepulcro de Huerta Montero de Almendralejo, porque, si algo tenemos claro, es que los pobladores del Calcolítico no elegían los lugares de los asentamientos al azar, sino que tenían grandes conocimientos astronómicos y climáticos que utilizaban para orientar sus asentamientos y construcciones según los solsticios, que elegían emplazamientos en pequeñas lomas y colinas cerca de los cursos de agua (aquí el río Guadajira, que les permitieran vigilar el territorio productivo bajo su control y las vías naturales de desplazamiento de animales, así como para defenderse de posibles atacantes o saqueadores, teniendo normalmente visión directa entre unos poblados y otros.
El color oscuro es simplemente una señal en negativo de la existencia de una zanja, o foso, excavada bajo el suelo, que se percibe en ese tono por la acumulación de humedad en el relleno. Este poblado de VALDECELADA realmente tiene 2 fosos concéntricos, el foso exterior tiene un diámetro de unos 95 metros con una anchura aparente de unos 10 metros, mientras que el foso interior tendría aproximadamente la mitad de la anchura y sería algo más estrecho que el del exterior. En las fotos antiguas se aprecia que parece existir un estrecho pasillo con la única entrada orientada hacia el sur y en pendiente, lo que dificultaría el acceso de posibles atacantes y facilitaría su defensa (en Cortijo Lobato el sistema de entrada estrecha es similar, aunque orientado hacia el este).


La existencia de tantos poblados de fosos dispersos, con una estructura similar, nos muestran que estamos ante una actuación dirigida y organizada sobre un territorio ya jerarquizado, con un aumento demográfico importante que permitía emprender obras que requieren mucha mano de obra y que buscan proteger sus recursos de posibles atacantes o rivales. La profundidad de los fosos solía ser de unos 2 metros, por lo que el movimiento de tierras necesario para excavar esos fosos era grandísimo y podemos deducir que los habitantes utilizarían bueyes para ayudarse en los trabajos de carga y transporte. El material extraído de los fosos se utilizaba para construir al lado las murallas de adobe y las empalizadas de madera (con alturas de hasta 5 metros) y que se reforzaban con piedras solo cuando ese material estaba disponible en las cercanías (lo que no parece el caso).
Protegidos en la parte central se ubicarían los recursos más valiosos, y que podemos imaginar que serían los alimentos, el agua, el cobre, o los centros rituales y de poder. De hecho, en los pocos yacimientos excavados se han encontrado balsas o pozos en el centro del poblado, lo que podría ser una explicación científica al supuesto registro de fuerzas electromagnéticas en el lugar y que no serían otra cosa que las generadas por las capas freáticas de un supuesto pozo subterráneo.
Los ajuares de estos poblados suelen corresponderse con una sociedad bastante igualitaria que se dedicaba principalmente a la agricultura, ganadería y caza, pero que va dando entrada a trabajos de artesanía, metalurgia e intercambios comerciales con su entorno y su “capital”, que serían poblados más grandes como el de la Pijotilla. En algunos poblados, como el de Cortijo Lobato, la función defensiva está mucho más marcada, y aparte de restos de su incendio y destrucción, también encontraremos ajuares funerarios con más armas que nos hablan de tiempos de guerras, conflictos y amenazas, siendo estos lugares los “antepasados históricos” de los fuertes romanos, o los castillos medievales, y donde seguro que se refugiaban los habitantes de otros poblados con menos defensas.
Aunque la realidad, comparada con Cuarto Milenio pueda resultar “algo aburrida”, espero que esta breve explicación muestre que “El Círculo” no tiene muchos más misterios que los apasionantes enigmas históricos que esconde cualquier yacimiento arqueológico, y que Víctor Hurtado, con su dedicación e investigaciones, nos enseñó el camino para descubrirlos, por lo que “la mejor noticia” sería que otros solaneros siguiesen sus pasos en el futuro, continuando su legado, y que algún día nos describan, con datos y evidencias científicas, ¿CUÁNDO Y CÓMO VIVIERON? ESOS ANTIGUOS POBLADORES QUE CONSTRUYERON EL CÍRCULO DE VALDECELADA EN SOLANA.
Jesús Elías Becerra. 2025